A muchos estudiantes se les reconoce porque sus bienvenidas a los meses de julio y septiembre son una constante de noches mal dormidas, datos, nombres y fórmulas en la cabeza con los que enfrentarse a los últimos exámenes del curso.
Da igual los años que pasen. Seguramente todos sepan lo que es
quedarse las noches de antes en vela por preparar estos exámenes, todos
ellos con la vana pero presente ilusión de que estudiando de forma
intensiva los días de antes, incluso la noche antes, se tienen los conocimientos más frescos.
Sin ánimo de darles una mala noticia, las evidencias científicas
demuestran todo lo contrario. Los últimos en echar por tierra esta
'teoría' ha sido un grupo de investigadores de la Universidad de
California (Los Ángeles, EEUU). Según el análisis que publican en 'Child
Development', quitarse horas de sueño para estudiar más no sólo no fija los conocimientos, sino que aumentan las posibilidades de terminar con problemas académicos al día siguiente.
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